Presumo que la mayoría de vosotros habrá visto ya la película Wall-E, estrenada en 2008, dirigida por Andrew Stanton, producida por Pixar Animation Studio. Tras el visionado, todos querríamos tener como amiguito a un Wall-E que nos pusiera cada mañana el Put on your Sunday Clothes de Hello Dolly.
Así que no es extraño que este experto en robótica canadiense, DJ Sures, se haya hecho con un juguete Wall-E y lo haya tuneado hasta conseguir lo que podéis ver en el vídeo: obedecer algunas órdenes, mostrar expresiones y perseguir objetos, como una pelota roja.
Vía | La Ciencibilidad
Un submarino para estudiar el fondo oceánico
Una orca submarina al servicio de la Ciencia. Aunque de lejos parezca realmente un animal, se trata de un vehículo no tripulado de inspección submarina.
Desarrollado y fabricado en España (UPV), el submarino de inspección ORCA 300, podrá actuar en tiempo récord en contingencias como la erupción volcánica de la isla de El Hierro, averías de instalaciones submarinas o la detección de minas.
Así lo ha explicado el jefe del proyecto Josep Tornero;
Está dotado con sensores para obtener imágenes del fondo marino, evolución, por ejemplo, del crecimiento de algas, movimiento de dunas y en concreto cualquier cuestión que tenga que ver con la inspecciónEl ORCA 300 está fabricado en fibra de vidrio mediante un proceso de infusión de resinas, tiene 3 metros de longitud y 1 m3 de volumen.
Debe su nombre a la similitud con dicho cetáceo, del que (sus creadores) esperan que herede el instinto para convertirse en un auténtico vigilante de los mares, ya que su reducido tamaño permite que pueda llegar a zonas de difícil acceso.
Aunque no lleva demasiadas, funciona con baterías, teniendo un día entero de autonomía.
Vía | EFE
Robot que ha aprendido a tocar un instrumento y quiere componer
iCub es un sofisticado ‘robot niño’ con el que un equipo de la Universidad Pompeu Fabra investiga la relación entre cerebro y mente y que es capaz de interpretar un instrumento musical (el sintetizador reactable) y que, en breve, podrá incluso componer.
Este pequeño androide de grandes ojos, de la altura de un niño de cuatro años (y de 22 kilos de peso) y que llegó a Barcelona en 2009, tiene una veintena de “hermanos” repartidos por toda Europa y EEUU (cada uno valorado en unos 300.000 euros), con los que se están llevando a cabo diferentes experimentos, desde la destreza manual a la percepción del entorno por medio de la vista o el oído.
Vía | EFE

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